A partir de que el ex Agente de la Agencia de Seguridad Nacional, NSA por sus siglas en ingles, Edward Joseph Snowden, hizo públicos documentos relacionados con espionaje global por medio del programa PRISM que «se emplea como un medio para la vigilancia a fondo de las comunicaciones y otras informaciones almacenadas» de los Estados Unidos, se han venido dándose a conocer muchas situaciones que afectan directamente al Estado Mexicano desde el punto de vista político, diplomático y por supuesto de las tecnologías de la Información.
Ayer se dio a conocer que quien fue sujeto de este espionaje directamente en su correo electrónico es el ex presidente Felipe Calderón por parte de esta Agencia Nacional de Seguridad de Estados Unidos. «El operativo, denominado Flatliquid, solicitado por el gobierno norteamericano, se infiltró en un servidor de la Presidencia de México para recolectar información sobre comunicaciones diplomáticas, económicas y de seguridad sobre el sistema político interno y la estabilidad del país, y fue reportado en mayo del 2010, de acuerdo con filtraciones del ex agente estadounidense Edward Snowden.»
Hace unos meses también se hizo publico que el actual Presidente Enrique Peña Nieto, quien no tuvo los arrestos suficientes para pedir una explicación a su homologo Estadounidense Barack Obama cuando lo tuvo de frente y dio por zanjado el tema de ciber espionaje hacia México afectando de esta manera a la población Mexicana que no debe de sentirse totalmente segura en sus comunicaciones por Internet y dando cabida a que se sigan violando los Derechos Humanos en el tema de Protección de Datos Personales desde un nivel Internacional.
Ahora con la noticia de que también el ex Presidente Felipe Calderón, quien reside en el país del que fue objeto de ciber espionaje, fue victima de la misma practica, la Secretaria de Relaciones Exteriores, el Senado de la República deben de reavivar el tema y exigirle al Gobierno del Norte una explicación enérgica, aunque de antemano ya sabemos que el Gobierno no lo realizara, puesto que si el Presidente se amilano, también los que lo rodean.
Quienes si demostraron su enojo, en aquel penoso momento, fueron los Brasileños, por medio de su Presidenta Dilma Rousseff, quien no se quedo tranquila con la petición del Presidente Obama de que dejaran de lado este episodio.
Es verdad que las tecnologías de la información se prestan para violación de Derechos Humanos, delitos Informáticos y demás, con la adquisición de conocimientos suficientes para poder realizarlo, pero hacerlo sin permiso entre Naciones constituye una violación latente de la soberanía de este país, cosa que a Peña Nieto y su gente parece no importarle.