Ya desde hace tiempo se ha extendido el cuidado de los datos personales y el derecho a la privacidad. Existe una Ley de Protección de Datos Personales en Posesión de Particulares lo que ha hecho que el Derecho previsto en el artículo 16 de la Constitución tome un rumbo de responsabilidad no sólo por parte del propietario de los mismo, sino que es una obligación de la autoridad.
Aun así, sucede que mientras más derechos tenemos al cuidado de nuestros datos personales, sigue siendo más fácil darlos a conocer y evitar que sean protegidos, incluso por nosotros mismos.
Pareciera que mientras la autoridad nos dice cómo evitar que nuestros datos sean dados a conocer de manera arbitraria, nosotros como ciudadanos damos a conocer estos y lo peor de todo es que los menores se ven involucrados en este soltar datos a desconocidos y por medio de las Tecnologías de la Información.
El problema es que no sabemos qué es lo que puede suceder, como una serie de riesgos, puede ser que no los visualicemos, tal como el Robo de Identidad, el problema con esta conducta, no es que se lleve a cabo el robo, sino que se utilice y entonces se cometa el delito de usurpación de la identidad al contactar por cualquier medio a nuestros conocidos, pudiendo llevar a cabo otro tipo de conductas.
Esas conductas pueden incluso afectar nuestra reputación en línea, llegando incluso a levantar falsos, enviar información falsa sobre nosotros o nuestros conocidos, y regar información que pueda ser negativa para nuestro entorno.
Esto puede comenzar a demeritar en acoso telefónico para nosotros y nuestros conocidos, si soltamos más de la información que necesariamente tengamos que compartir, también puede generar acoso para nuestro entorno, que es lo más doloroso que pudiera suceder, por supuesto esto depende del tipo de datos que estamos dando en Internet.
Otro de los riesgos que se pueden correr, son los fraudes económicos, a partir de que saben cómo nos movemos, nuestros ingresos, egresos, forma de vivir, incluso nuestra agenda, es como pueden actuar para poder llegar a nosotros, lo que provocamos con la compartición de este tipo de datos económicos.
Ahora bien, aunque no es legal, muchas empresas investigan nuestras redes sociales, lo que deriva en muchas ocasiones en perdida de empleo, porque a nuestros empleadores o futuros empleadores, no les agrada la forma en que nos expresamos por medio de nuestras redes sociales.
Este tipo de riesgos anteriormente mencionados, solo son unos cuantos de los que pueden llevarse a cabo si nosotros no tenemos cuidado de proteger nuestros datos y le hacemos caso a la autoridad de que nos diga cómo es como tenemos que hacerlo.
La protección de nuestros datos comienza con nosotros mismos, con el cuidado que podamos tener en proteger nuestra privacidad y lo que de ella deriva. Tenemos el derecho, hagámoslo valer. No solo por nosotros, sino por las personas que están a nuestro alrededor, incluyendo nuestros seres queridos.